Los padres me suelen plantear muchas dudas e inquietudes respecto al tema de los castigos: “¿Pero le castigo o no?”,”¿Castigar sirve para algo?”, “No sé qué hacer, le castigo y al rato vuelve a hacer lo mismo”, “Le da igual que le castigues”, “Ya no sé con qué castigarlo”, ”Siempre está castigado y no le importa”, “¿Se traumatizará?”, “¿Se da cuenta de lo que hace mal?”, “Me da pena castigarle”, “¿Es malo levantar un castigo?”,”No me funciona ningún castigo”,”¿Tú le castigarías?”, “ Yo le pongo un castigo pero su Padre/madre se lo quita”, ”Cuando le castigo se pone muy burro”…
Y yo, con el único objetivo de ayudarles en el proceso de buscar respuestas, lio la cosa un poquito más lanzando nuevas preguntas:
“¿Tus hijos tienen claro las normas de casa?”, “¿Saben lo que pasará si no las cumplen?”, “¿Cumplís los castigos que ponéis?”, “¿Os pasáis la vida amenazando pero nunca pasa nada?”, “¿Pensáis los castigos?”,”¿Le dejáis claro cómo tiene que comportarse?”,”¿Os dejáis llevar por el calentón del momento poniendo el castigo?, ”¿Os da pena castigarle?”, “¿”¿Le hacéis participar a la hora de poner castigos?”, “¿Estáis de acuerdo en cómo y con qué castigar?”, “¿Castigáis sobre la marcha?”, “¿Ponéis castigos imposibles de cumplir?”…
Los castigos pueden ser muy educativos, siempre que lo hagamos de forma adecuada. Castigar debería servirnos para eliminar las conductas y comportamientos negativos y sustituirlos por otros mejores y más beneficiosos para los niños. Por tanto la clave estaría en “castigar bien “y creo que en esto los padres podemos aprender mucho.
Lo primero; dar un giro lleno de sentido común al hecho de castigar. Entender y hacer entender a nuestros hijos que el castigo es una consecuencia lógica y natural de sus actos y no un acto de “despecho paterno”. Lo segundo; que para poder castigar bien, el castigo tiene que convivir con el refuerzo, el premio y el elogio.
Si conseguimos que nuestros hijos interioricen que a su mal comportamiento o mala conducta le sigue una consecuencia lógica negativa y que a su buen comportamiento o buena conducta le sigue una consecuencia positiva: elogio, pequeño premio, abrazo… daremos el primer paso para ir educándoles en responsabilidad.
El mensaje a transmitirles desde pequeños sería: “Hijo, tú eres capaz de portarte/ hacerlo bien, pero si decides portarte/ hacerlo mal tendrás que asumir las consecuencias”.
Algunos ejemplos de castigos basados en este principio de consecuencia lógica podrían ser: “Si no te comes el pescado; no podrás comerte el postre que tanto te gusta”, “Si sigues haciendo tonterías en la mesa; te irás a la cocina a comer tú solo”, “Si continuas gritando dejaré de hacerte caso”, “Si suspendes por falta de estudio, tendrás que dedicarle más horas y por tanto salir menos”, “Por no trabajar en el tiempo de clase, tendrás que hacerlo en el tiempo del recreo”…
Antes de terminar y tomando como ejemplo una situación real, os dejo algunos consejos prácticos:
Mala conducta de un niño de siete años. Cuando está sentado en la mesa comiendo con su familia, de forma intencionada juega a hacer mucho ruido golpeando el plato con los cubiertos.
- Que la consecuencia (castigo) esté lo más relacionada posible con el mal comportamiento. Aislamiento: Como tus ruidos molestan a los demás, te irás a la cocina a comer solo; que desde allí no se oyen .
- Que mi hijo conozca la consecuencia a su mal comportamiento. Le avisamos: Si decides seguir haciendo ruido; ya sabes que te irás a la cocina a comer solo.
- Dejar claro cómo debe comportarse y dar la oportunidad de cambiar su conducta. Los cubiertos son para comer no para golpear el plato , cuando dejes de hacer ruido con ellos , podrás volver a la mesa.
- Que la consecuencia (castigo) de un mal comportamiento sea siempre la misma. Siempre se le aislará en la cocina, cuando golpee el plato con los cubiertos.
- Que la consecuencia (castigo) se aplique siempre que se produzca el mal comportamiento. Siempre que golpee el plato con los cubiertos , se le aislará en la cocina.
- Que la consecuencia (castigo) sea de rápida aplicación. Ante el primer o segundo golpeteo … aislarlo en la cocina.
- Aplicar el refuerzo positivo; alabanza, elogio, abrazo… cuando muestre el comportamiento deseado. Si no golpea el plato con los cubiertos y los utiliza adecuadamente; alabar esa conducta: “Qué bien estás utilizando los cubiertos sin hacer ruidos, estamos orgullosos de ti”, sonreírle, dar un abrazo…
- Hacer todo lo anterior con cariño, calma, serenidad y muchos kilos de paciencia.
Hasta pronto y que tengáis una feliz semana.